lunes, 10 de mayo de 2021

El caso (aún más extraño) de un nombre sin historia

Este artículo podría considerarse una continuación del anterior, o, cuando menos, bebe de las mismas fuentes y tiene una temática similar. Os dejaré a continuación el enlace del susodicho, por si no lo habéis leído aún: (pinchad aquí)

¿Os habéis puesto en antecedentes ya? Bien. Hoy vamos a estudiar otro caso similar al de Njörun, aunque aún más críptico: cuando estuvimos revisando aquel þula contenido en el Skáldskaparmál, mencioné dos nombres, y como ya hemos investigado la figura de Njörun, nos queda el otro nombre, Ilmr.

Y es que el caso de Ilmr es aún más desconcertante, porque, fuera del Skáldskaparmál, no se la menciona nunca. ¿Qué pasó con ella? Si Snorri la menciona, sin duda era una figura importante, o al menos lo fue en algún momento, ya que podría darse el caso de que el propio Snorri no tuviese muy clara la figura de Ilmr ya en siglo XIII. Así las cosas, mi curiosidad se había desatado, y me puse a investigar. ¿Pero por dónde se podría buscar algo de luz sobre este asunto, si sólo tenemos el nombre? Sólo podía ir en una dirección, así que me convertí en un intrépido turista en el vasto reino de la Filología.

La mayoría de estudiosos ni siquiera hablaban de Ilmr, pero la primera mención de interés que encontré fue por parte de Jacob Grimm (1), quien ya se fijó en la escasez de datos de los que se disponía sobre Ilmr. Grimm comenta que Ilmr, un nombre femenino, debía estar relacionado con el sustantivo masculino en lengua Nórdica Ilmr, literalmente “dulce aroma”; con el trascurrir de las décadas, al parecer esta tesis cogió fuerza en el mundo académico. Lo que ocurre es que dicha denominación, Dulce Aroma o La del Dulce Aroma, resultaría un curioso nombre para una Diosa Germánica, y lo digo porque ninguna otra -que conozcamos- posee un nombre que haga referencia a su olor, o a cualquier otra cualidad sensorial. Sin embargo, es conveniente señalar algo: aunque aceptemos esta supuesta relación etimológica, si lo vemos desde el prisma de la morfología entenderemos que son dos sustantivos completamente diferentes. Fijáos:

                     Ilmr (nombre propio, femenino) – Acusativo Ilmi, Genitivo Ilmar

                     ilmr (sustantivo masculino) – Acusativo ilm, Genitivo ilms

Ya veis que, salvo por una coincidencia fonética, ambas palabras no tienen mucho en común.

Ilmr (fuente: Berloga-Workshop)


Como ya he comentado hace unas cuantas líneas, fuera de las Eddas no existen referencias explícitas a Ilmr, pero se da la circunstancia de que encontramos dicho nombre en algunos poemas escáldicos, donde Ilmr se usa como parte de algunos kennings, los cuales siempre significan “mujer”. Curioso, ¿verdad? Veamos algunos ejemplos:

                     Ilmr sörva: “Ilmr de los collares”

                     Ilmr erma: “Ilmr de las mangas”

                Ilmr unnar dags: “Ilmr del día de la ola” (que significa “Ilmr del oro”. Cuando dicen que algunos kennings son muy rebuscados no lo dicen a la ligera,...)

De momento, gracias a Snorri tenemos a Ilmr como diosa, y gracias a la poesía escáldica de los siglos XI-XII vemos que dicho nombre es eminentemente femenino.

Alguien más contemporáneo a nosotras, el doctor Joseph Hopkins (2), propone que, tal vez, estemos hablando de una Valquiria en lugar de una Diosa propiamente dicha. Pero ¿qué sentido tendría que una Valquiria tuviese un nombre que hace referencia, según Grimm, a su buen olor? En este punto, me hallaba desconcertado, pero entonces tuve en cuenta dos datos que podrían dar sentido a todo esto:

1.                  No siempre hay que distinguir entre Diosa o Valquiria, porque tenemos varios casos de Diosas que, de hecho, son a un tiempo Diosas y Valquirias, como Eir, Skulð o Þrúðr.

2.                  Si pensamos en la etimología del nombre de Eir, por ejemplo, vemos que puede significar cosas como “clemencia” o “ayuda”, que son términos bastante apropiados para una Diosa de la salud, aún cuando dicha diosa es también... una Valquiria, y que conste que tiene todo el sentido, pues ella también decide quién vive y quién muere.

Así pues, podría ser que Ilmr fuese una Diosa, o puede que un ser de menor entidad, como una Valquiria, o ambas cosas a la vez: en cualquier caso, creo que es incuestionable su cariz “sobrenatural”.

Pero tal vez la visión más interesante, a mi modo de ver, sobre Ilmr, nos la aporte el islandés Ásgeir Blöndal Magnússon (3): este caballero aventura una posible conexión etimológica entre el nombre de Ilmr y el sustantivo en Nórdico almr (“olmo”), por lo que ve en ella una especie de “Diosa del Olmo” o “Diosa de los Árboles”, y esto es muy interesante porque daría una respuesta al porqué de la poca información que nos queda de Ilmr. Voy a intentar explicarlo sin demasiadas florituras: la mención a Ilmr que dio origen a esta investigación proviene de un texto islandés... y si lo pensáis, Islandia no es conocida por sus bosques, precisamente. De hecho, no hay muchos árboles en la gran isla. Sin embargo, cuando se inició la colonización de Islandia, sí que los había. Mientras transcurría la Edad Media, dichos bosques fueron talados para facilitar la ganadería extensiva, principalmente la cría de ovejas, puesto que en aquel tiempo la lana era un bien más preciado que la madera. Y claro, al desaparecer la flora, el uso de los nombres y denominaciones de los diferentes árboles deja de usarse y se vuelve borroso y confuso de manera paulatina. Por poner un ejemplo que ilustre este proceso: la palabra Nórdica eik, que significa “roble”, es un préstamo del Inglés oak, pero en Nórdico Antiguo dicho sustantivo hace referencia a cualquier clase de árbol, no solo al roble.

El caso es que, si aceptamos el supuesto de que Ilmr fuese realmente una Diosa y además una Valquiria, esta asociación con el olmo si cobraría sentido, si lo vemos desde la perspectiva folklorista, pues el Pueblo Germánico siempre ha visto al olmo como un árbol traicionero y hostil (hay multitud de leyendas que lo atestiguan), y muy asociado con el concepto de la muerte (desde la Edad Media, la madera de olmo se empleaba en la confección de ataúdes, y solían plantarse olmos en los cementerios). Y esto me parece más cercano a la figura de una Valquiria que aquello del “Dulce Aroma” que nos propuso Grimm, pero obviamente esto es una simple opinión, porque con Ilmr no hay ninguna certeza.

Y, tras todo esto, compartiré con vosotras algunas reflexiones a modo de conclusión de estos dos artículos. Ya sea la teoría de la hermana-esposa de Njörðr en el caso de Njörun, ya sea la teoría de la “valquiria olmo” en el caso de Ilmr, lo único cierto es... que no tenemos certezas. De Njörun apenas nos queda una cierta idea general de su adhesión a la tribu de los Vanir, y de Ilmr sólo tenemos su nombre, sexo y el concepto de su rol “sobrenatural”. Nada más. Pero esto es, precisamente, lo que he pretendido reflejar en ambos artículos: y es que, en ocasiones, que una investigación no nos aporte respuestas (es decir, que resulte en principio fallida, o infructuosa) no quiere decir que sea un motivo de frustración, pues la propia investigación y todo lo investigado siempre nos lleva a aprender algo nuevo, o a iniciar nuevos estudios. Y es que lo importante del camino no es la meta: es el propio camino.

¡Nos vemos en el próximo artículo!

 

 

 

 

(1)               Grimm, Jacob: Deutsche Mythologie (1.888)

(2)               Hopkins, Joseph: Goddesses Unknown: on the apparent Old Norse Goddess Ilmr

(3)               Blöndal Magnússon, Ásgeir: Íslensk Orðsifjabók (1.989) 

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