jueves, 4 de diciembre de 2014

¿QUÉ ES SAGRADO?

     He de reconocer que me costó bastante iniciar este artículo, aunque pienso que es necesario tratar el tema que voy a exponer a continuación. Y es que la idea de tratar el tema que hoy nos ocupa surgió de la polvareda mediática que se ha formado en ciertos ámbitos ante un reciente comunicado emitido por el Círculo Odinista de España - Ásatrú, donde se expresaba la decisión de considerar "sagrada" la afamada Saga de Teutoburgo, del alicantino Artur Balder. Desde que dicho comunicado vio la luz, he tenido ocasión de leer numerosas opiniones al respecto. Mi primer impulso fue sumarme a la caterva de ideas sobre el asunto, aunque la descarté de inmediato. ¿Por qué? Simplemente, porque aún no he leído esta obra. No tengo ningún peso moral para emitir juicio alguno al respecto si previamente no he estudiado el objeto de tan agrio enfrentamiento. Sin embargo, no creo que el debate esté en la cuestión de si debemos considerar sagrado un texto concreto. O, por qué no aventurar, cualquier manifestación artística. Y no pienso que el debate esté ahí por un motivo: porque lo realmente interesante, según mi punto de vista, estaría en analizar el concepto odinista de lo que es sagrado. Y en ese debate sí que tengo algunas cosas que decir. De este modo, compartiré ahora con vosotr@s mis nociones de lo que los odinistas consideramos sagrado, y en cuanto me lea la Saga de Teutoburgo, emitiré mi opinión al respecto. Aunque, antes de entrar en materia, voy a apuntar un par de cosas: primero, debo decir, para quien no lo sepa aún, que pertenezco al COE en calidad de godhi, y en segundo lugar, que este blog es exclusivamente de mi propiedad, y por tanto las opiniones que plasme en él son exclusivamente mías, y no son en absoluto comunicados oficiales de la entidad de la que formo parte. Puede que ya estuviese claro, pero pienso que nunca está de más puntualizar este tipo de cosas. Ahora sí, analicemos el concepto de sagrado.
     

La runa Algiz representa lo sagrado para nosotros

     Según la RAE, observamos los siguientes significados para la palabra.
     "Sagrado, da.
     (Del latín sacratus)
     1.- adj. Digno de veneración por su carácter divino o por estar relacionado con la divinidad.
     2.- adj. Que es objeto de culto por su relación con fuerzas sobrenaturales de carácter apartado o desconocido.
     3.- adj. Perteneciente o relativo al culto divino.
     4.- adj. Digno de veneración y respeto.
     (...)"
     Aunque hay tres significados más, tomaremos los cuatro primeros como verdaderamente relevantes para ilustrar lo que nos ocupa. Y es que, aunque parezca una perogrullada, este tipo de conceptos están muy ligados a su lengua natal, y no quiero que olvidemos lo que significa la palabra sagrado para un hispanohablante. Lo tenemos claro, ¿verdad? Bien, continuemos.
     Entiendo, pues, que la palabra sagrado viene a significar algo bendito o santo en un sentido religioso. Sin embargo, dicho así, parece no encajar del todo con nuestra visión pagana y odinista. Esto se debe, indudablemente, a una cuestión semántica. Nuestra palabra deriva del latín, lengua que la iglesia católica viene utilizando en su ritualística desde hace siglos por una cuestión histórica (y puede que estética, aunque no nos detendremos en esa cuestión por el momento), de tal modo que, la inmensa mayoría de términos referentes a la fe en nuestra castellana lengua, suelen derivar del latín, de manera más acusada que en otros campos semánticos, habida cuenta que el castellano es una lengua romance. 
     Sin embargo, no sucede esto con lenguas más asociadas a nuestra fe. En inglés, por ejemplo, se utiliza la palabra holy. Ésta tiene cierta conexión con el término en nórdico antiguo heilagr. Sin embargo, aún no entraremos en comparaciones idiomáticas: simplemente quería señalarlo, para abundar en ello más adelante. 
     Pero ¿cómo definimos los paganos el término "sagrado"? Hay muchos autores que ya han expuesto sus ideas al respecto, como Edred Thorsson o Erik Wodening, pero debemos entender que son autores de ascendencia nórdica, anglosajona o germánica, sociedades todas que han estado influidas durante siglos por el protestantismo. Y aunque os pueda sorprender, tal vez deberíamos atender a la visión protestante del concepto de lo sagrado. Rudolf Otto, teólogo protestante y experto en el estudio comparativo de las religiones, escribió un tratado llamado La idea de lo sagrado. En él, Otto denomina a lo sagrado como mysterium tremendum et fascinans ("misterio tremendo y fascinante"); el misterio, para Otto, es "lo que está más allá de la esfera de lo inteligible y lo familiar", es "algo que cautiva, (...) es el elemento dionisíaco en el numen." Una prosa rebuscada, sí, lo reconozco, pero creo que se entiende bien lo que pretende decir: lo sagrado genera intensos sentimientos en nuestro interior, una especie de intoxicación, a la par que un cierto grado de adicción a ello. 
     Ahora sí, volvemos a la palabra holy, que significa sagrado en inglés moderno. Este término tiene antecesores en otras lenguas emparentadas entre sí, términos como hál o haelu en inglés antiguo, heilagr en nórdico antiguo, heill en alto alemán o hél en gótico antiguo, y todas significan lo mismo: "con suerte", "sano" o "completo". 
     No es difícil, pues, colegir que para el mundo odinista, decir "sagrado" es exactamente igual que decir "saludable", "con suerte" o "pleno". Para que algo sea sagrado, debe ser sano, pleno, lleno de suerte. Muchos clanes y/o kindreds de la actualidad han estandarizado el antiguo saludo Heil! o Heilsa! para empoderar a sus respectivos círculos a la vez que intentan limpiar el viejo estigma del nazismo, pues lejos de ser una invocación fascista, como algunos pretenden, se trata de saludar con propiedad, pues no sólo significa "¡Hola!", sino también "¡Sé saludable!", o "¡Sé completo!"
     Así que ahí lo tenéis. Es ahora cuando deberían aflorar cuestiones como ¿puede un libro ser sagrado? Tal vez, la respuesta sea que dependerá de lo que cada cual sienta ante él. Por eso, al declarar algo sagrado lo que se hace es manifestar la sensación de plenitud que nos provoca, la percepción de su poder numinoso. Ir más allá en la definición, desde mi modesta opinión, es tratar de rizar el rizo. 
     Bueno, pues hasta aquí llegamos hoy. Como ya he dicho un poco más arriba, en cuanto lea la Saga de Teutoburgo me aventuraré a opinar. Mientras tanto, seguiré estudiando sobre mi fe, y saludaré a los míos con un saludo que, confío en que no me lo neguéis, es indudablemente SAGRADO.
     HEIL!
     ¡Os veo en el próximo artículo!