domingo, 19 de octubre de 2014

El alma odinista (una visión personal)

     Mucho se ha escrito sobre la concepción que los odinistas tenemos del alma humana. Muchas personas han especulado sobre ello, debido a la importancia que tiene el asunto cuando se trata de definir una fe, tal y como estamos intentando los modernos ásatrúars desde hace más de medio siglo. Pero, como en tantas otras cuestiones, cada comunidad, cada rama del odinismo, y me atrevería a decir que cada individuo, tienen su propia visión al respecto. Por ello, he especificado en el título que la siguiente explicación no se trata más que de una visión propia, basada en mis reflexiones personales y en el estudio de varios textos, tanto históricos como referentes a las distintas tradiciones de nuestra religión. Quiero decir con ésto que no trato de sentar cátedra, ni pretendo ilustrar una verdad con ínfulas de universal, sino simplemente mostraros el resultado de mis averiguaciones, y mis conclusiones sobre este asunto, las mismas que trato de transmitir a mi clan. Pero si curioseáis un tanto por la red, descubriréis numerosos artículos con las mismas pretensiones que éste. Por eso, fiel al espíritu de nuestra fe, os recomiendo que, tras su lectura, busquéis más información para poder formaros una opinión sólida al respecto. Vamos allá.

Odín montado en Sleipnir, en una piedra rúnica del siglo VII hallada en Gotland (Suecia)

     Aunque tantas formas distintas de dividir el alma humana puede despistar bastante a la hora de estudiar, también nos aporta el dato que quizá sea el más esclarecedor de todos: absolutamente todos los odinistas de Midgard saben que nuestra concepción del alma se basa en la división de la misma en diversas partes según su función, alejándonos de la visión simplista del alma humana que tiene el judeocristianismo. Es precisamente nuestra visión, digamos, holística, sobre el alma, lo que nos lleva a diferir en cuanto al número de partes de la misma y su función. He leído divisiones de todo tipo, aunque la terminología usada es bastante similar. Por ejemplo, el Círculo Odinista de España divide el alma en tres partes: Hugr, Hamr y Fylgja; por contra, algunos odinistas de tradición sajona (Teodish) han llegado a dividirla en ¡catorce partes distintas! Aquellos de vosotros que me leéis regularmente ya sabéis que mi intención es hacer una exposición amena y concisa de los elementos de nuestra fe, pero manteniendo un nivel mínimo de rigor. Por ello, dividirla en tres partes me parece algo un tanto vago, mientras que lo contrario, dividirla en catorce partes, es un suplicio conceptual. Atención, no digo que estas concepciones sean erróneas: simplemente quiero hallar el punto intermedio entre ambas divisiones. Por eso, yo propongo una división en nueve partes, por ser el nueve un número tan odinista y cargado de significación. Son las siguientes:
     -Lík. No es ni más ni menos que el cuerpo físico del individuo. Es tan necesario como el resto de partes, y la prueba es que, sin Lík, el ser humano no existe; y al contrario, un Lík sin el resto de partes espirituales tan solo es un cadáver, simple materia.
     -Hamr. El cuerpo espiritual del individuo. Algunos odinistas creen que tiene un aspecto adulto desde el nacimiento, y que el Lík crece siguiendo las directrices del Hamr. Asimismo, se cree que puede moldearse con nuestra fuerza de voluntad (v. gr.: un niño de constitución endeble se propone convertirse en un atleta, y se obliga a ejercitar su cuerpo, a llevar una dieta específica y a disciplinar su mente, con lo que cambia su Hamr, tras lo que su Lík va transformándose también).
     -Önd. El aliento vital del individuo, su motor, lo que hace que el resto de partes puedan cumplir con su cometido. El Önd es concedido por el propio Odín a todos los seres humanos. Algunos estudiosos odinistas rechazan este término por encontrarse en numerosos textos cristianos altomedievales, que lo usaban para referirse a su propio concepto de alma o ánima. 
     -Odhr. Se trata de la parte del alma encargada de los sentidos y de la comunicación humana. Se la supone auspiciada por Hoenir, y situada entre la cabeza y el pecho.
     -Lá. Con este término designo algo tan difuso como es la vitalidad del individuo, parecida a la "sangre" del espíritu. Es el conducto de poder usado por todas las partes del individuo, y debido a esa cualidad "cinética" y cambiante se le atribuye el auspicio de Lóki.
     -Hugr. Así definimos el pensamiento, y con él la parte consciente del alma, que trabaja en correlación con otra parte a la que denominaremos Minni.
     -Minni. La parte encargada de la memoria y de los recuerdos del individuo.
     -Sálfr. Más que una parte, es una cualidad de cada alma, y que abarca al resto de partes para que el individuo sea único, aunque su alma sea igual al resto de almas humanas. Esta parte del alma es la que viaja al otro mundo tras la muerte, pues retiene el Hugr, el Minni, el Önd, el Odhr y el Lá.
     -Sál. Con este nombre, que en islandés moderno significa "alma" o "bolsa", se define como el contenedor espiritual que mantiene cada parte del alma en su lugar y trabajando en sincronía. 

     Creo que se trata de una división sencilla a la par que completa. Aún así, es posible que haya personas que se pregunten ¿dónde se ha dejado la Fylgja o la Hammingja? En absoluto he olvidado estos términos, pero no los he incluido en la lista con considerarlos externos al alma en sí. En cualquier caso, ambos términos merecen una atención especial, y les dedicaré un artículo dentro de poco. Permaneced atentos si os interesa el tema.
     Sea como fuere, el presente listado de partes del alma nos será de utilidad cuando trate otro de los grandes enigmas de la vida: qué ocurre cuando acaba. Sed pacientes, y visitad este blog de cuando en cuando, y trataremos el tema con la mayor de las claridades, porque pienso que es muy interesante y es necesario tener claro este tipo de aspectos de nuestra fe. En fin, espero que os haya resultado esclarecedor, pues tal era mi intención.
     ¡Os espero en el próximo artículo!

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