lunes, 12 de abril de 2021

Pálnatóki: la pervivencia del mito

 

Hace ya algunos años, decidí que sería provechoso escribir un artículo sobre el asunto que hoy os presento, y os diré por qué: se suele hablar mucho sobre las relaciones e influencias de determinados sistemas de creencias sobre otros, y el Odinismo no es una excepción. Y, aunque puede que algún día escriba algo sobre la influencia judeocristiana sobre algunos elementos de nuestra Fe  (que sería otro de esos artículos que me granjean enormes simpatías entre algunas personas, ya sabéis), hoy me voy a centrar en algo que está presente en cualquier religión y que, aunque nace en el seno de una cultura determinada, puede llegar a trascender y escaparse de su marco histórico-geográfico inicial: me refiero al mito.

¿A qué denominamos mito? Esta palabra viene del griego μūθoς, y significa “relato” o “cuento”. El mito siempre se refiere a un hecho excepcional , o a un conjunto de hechos prodigiosos, cuyos personajes son igualmente excepcionales en algún sentido. Dicho relato forma parte del acervo cultural/religioso del Pueblo en el cual surge, y suele tener una intención ejemplarizante (una forma de explicar las consecuencias de tal o cual comportamiento, o de ensalzar la conducta ejemplar), aunque en ocasiones el mito busca dar explicación a ciertos fenómenos o sucesos que no se puedan explicar de otro modo.

Ahora que hemos definido el mito, yo os planteo la cuestión que me motivó a escribir estas líneas: ¿puede algún mito Germánico pagano haber llegado a nuestros días, aunque haya evolucionado con el correr de los siglos? Indudablemente, la respuesta es sí, y tenemos muchos ejemplos de dicha pervivencia, algunos más obvios que otros, pero para ejemplificar esta idea he escogido un mito que os sonará a tod@s, un personaje conocido por gente de todas las edades, al que se le han dedicado canciones, películas, series animadas y un largo etcétera. Efectivamente, me estoy refiriendo a la figura de… Pálnatóki.

¿Pero cómo que no os suena? Venga, haced memoria. ¿No caéis en quién es? Bueno, os voy a dar algunos datos biográficos sobre este señor, para ver si consigo refrescaros la memoria.

Aunque en Norreno se le conoce como Pálnatóki (que se podría traducir como Tóki el Arquero), también recibe otros nombres, como Palnatoke o Tord Palnasson. Por los datos que sobre él han llegado a nuestros días, sabemos que nació en torno al 970 de nuestra era en la isla de Fionia (Dinamarca). Su padre, el Jarl Pallig Tokesson, le inculcó un profundo fervor por la Antigua Fe. Pálnatóki llegó a ser tutor del rey Svend I de Dinamarca, hijo de Harald Blåtand. Y aunque desconozco la fecha y las circunstancias de su muerte, dichos datos no son relevantes en esta exposición, ya que nos interesan mucho más sus acciones en vida.

Imagino que, aun con estos datos en mente, la figura de Pálnatóki sigue sin deciros nada, ¿verdad? Bueno, entonces os voy a contar con un poco más de detenimiento un par de pasajes de su vida, y a ver si así os refresco la memoria.

Una de las cosas por las que aún recordamos a Pálnatóki es porque, según nos cuenta la Saga Jomsvikinga, fue él quien fundó la hermandad mercenaria conocida como los Jomsvikingos, y quien instituyó y redactó sus leyes. Si no conocéis a los Jomsvikingos, os recomiendo que investiguéis sobre el tema porque es apasionante; de todas formas, me gustaría escribir sobre ellos en alguna ocasión, así que si queréis que lo haga, dejaos caer por los comentarios y me lo decís.

La segunda acción notable de Pálnatóki es que se le atribuye la muerte del rey Harald Blåtand (conocido en lengua castellana como Harald Dienteazul, cuyas iniciales en rúnico forman el símbolo de la tecnología bluetooth), mediante un flechazo certero. Al parecer, el abuelo de Pálnatóki, el Jarl Ottar, fue asesinado por Harald cuando éste invadió Götaland. Si a esto le sumamos que Harald fue un gran impulsor del cristianismo (o, más bien, de una suerte de sincretismo, aunque eso lo dejaré para otro momento) y que Pálnatóki era un pagano convencido, puede entenderse el odio que albergaba Pálnatóki contra el rey Harald, y que cristalizó cuando se convirtió en tutor de Svend Barba Ahorquillada, el propio hijo de Harald, a quien convenció para declarar la guerra contra su padre, recibiendo el mismo Pálnatóki la orden de ejecutar a Harald, y que, como ya sabemos, cumplió con eficiencia y (me imagino) con sumo placer.


Pálnatóki se prepara para matar al rey Harald Dienteazul, por Jenny Nyström (1895). Fuente: Wikipedia


Y estos dos hitos vitales, la fundación de los Jomsvikingos y el asesinato de Harald Dienteazul, aunque nos demuestran la sagacidad, la valentía y la ambición de Pálnatóki, no son precisamente los motivos de la fama de este arquero. ¿Y si os dijera que, si os cuento una anécdota de Pálnatóki, de repente sabréis quién es? Seguid leyendo, y ya veréis.

Según leemos en el Gesta Danorum (la historia de los reyes daneses escrita en el siglo XII por el monje Saxo Grammaticus), en cierta ocasión, el rey Harald pretende castigar y humillar a Pálnatóki por su negativa a convertirse al cristianismo, y le ordena que dispare una flecha a una manzana depositada sobre la cabeza de su hijo, mientras el chiquillo corría por una pendiente cuesta abajo. Como no podía ser de otro modo, Pálnatóki hace honor a su fama de buen arquero: dispara y da en el blanco, pero entonces Harald observa que Tóki guardaba otra flecha en la mano, y le pregunta por qué. El arquero responde: si hubiese errado el disparo, esta flecha era para ti.


Pálnatóki, por SparklinBurgndy. Fuente: DeviantArt


¡Por fin! Ahora sí que lo habréis recordado con total seguridad, ¿a que sí? Sólo que, hoy día, no lo conocemos con ese nombre, sino como… Agilaz, un personaje de la Þiðrekssaga. ¿No? ¿Tal vez como Guillermo de Cloudesley, de la famosa balada inglesa? ¿Quizás como Hemming Wolf, en la zona de Holstein? ¿O podría sonaros más con el nombre del héroe mítico más famoso de Suiza: Guillermo Tell? Vaya, ha costado pero al fin nos entendemos.

Al margen de bromas, ya veis que el tema del arquero y la manzana es recurrente a lo largo de los siglos en muchos territorios donde se asentaron tribus  Germánicas en algún momento de la Historia, aunque cambien tanto el nombre del héroe como sus circunstancias. Algo tiene esta historia que nos apasiona, el hombre justo que es forzado por un poderoso tirano a realizar un acto que parece imposible y que pone en riesgo lo más valioso, y el héroe cumple con su destino logrando la hazaña y frustrando las intenciones del malvado. Algo que inspira y que divierte, y que nos transmite una serie de valores ancestrales.

¿Hubo otro arquero infalible antes de Pálnatóki, tal vez en algún relato Indoeuropeo? No puedo afirmarlo ni desmentirlo, aunque parecería plausible. Lo que sí es cierto es que os he mostrado cómo el mito puede resistir el paso del tiempo y transmitirse de generación en generación, ignorando espacio y tiempo. Creedme cuando os digo que aún persisten muchos mitos de nuestro Pueblo, y es responsabilidad nuestra identificarlos y transmitirlos, como hemos hecho hoy con Pálnatóki, el primigenio Guillermo Tell.

¡Nos vemos en el próximo artículo!

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