lunes, 26 de abril de 2021

El extraño caso de la Diosa sin nombre y del nombre sin Diosa

 En mi continuo estudio de la Antigua Fe, en ocasiones me encuentro con casos singulares que espolean mi imaginación y que, cuanto más profundizo en el misterio, más preguntas me surgen. Esto, lejos de frustrarme, me anima a continuar con el estudio, pues me demuestra el arduo trabajo que aún tenemos por delante si pretendemos hacer una reconstrucción fidedigna de nuestro milenario sistema de creencias.

En esta ocasión, revisaba el Skáldskaparmál, la segunda parte de la Edda Prosaica, que se trata de una ayuda para poetas, donde encontramos series de kenningar (perífrasis) y heitir (sinónimos) de lugares, personas y objetos, así como algunos þulur o listados muy interesantes. Encontré uno donde se mencionan el nombre de, teóricamente, todas las diosas. El texto dice así:

 

Ahora serán nombradas todas las ásynjur (diosas):

Frigg y Freyja,

Full y Snotra,

Gerðr y Gefjun,

Gná, Lofn, Skaði,

Jörð e Iðunn,

Ilmr, Bil, Njörun.

 

Hlín y Nanna,

Hnoss, Rindr y Sjöfn,

Sól y Sága,

Sign y Vör.

Ahora serán nombradas

Vár y Syn,

pero Þrúðr y Rán

serán enumeradas junto a ellas.

 

Pues bien, me encontraba revisando los casi 30 nombres de Diosas, donde hallamos algunos muy conocidos, otros algo menos, cuando me asaltó la siguiente cuestión: ¿quiénes son Ilmr y Njörun? No conocía casi nada de ambas Diosas, así que me dispuse a investigar un poco y saciar mi curiosidad. La investigación sobre Ilmr da para otro artículo, así que hoy me voy a centrar en Njörun.

Se da una circunstancia particular sobre esta Diosa, y es que de ella sólo conocemos el nombre, que aparece mencionado en algunos poemas escáldicos, en un kening en el Alvíssmál y en el listado que ya habéis leído. Y lo más extraño es que los académicos actuales no le han prestado ninguna atención, y casi nadie la incluye en el panteón Germánico. Curioso, ¿verdad?

El primer estudio sobre este tema que encontré versaba sobre la etimología del nombre de Njörun, que ya se investigó a mediados del siglo XIX, y más tarde, el propio Jan de Vries,  reputado filólogo y folclorista, propuso que el nombre provendría de la raíz neru-, un posible nombre para una antigua deidad Germánica de la tierra, es decir, la Nerþus de la que escribió Tácito en su Germania y que identificó con el concepto de Terra Mater. Es curioso que el nombre de esa diosa, Nerþus, se considere una derivación del proto-Germánico Nerþuz, del que también derivaría el nombre de Njörðr. La escritora Britt-Mari Näsström (1) propone que Njörun pudiera ser la forma femenina de Njörðr. Así pues, parece que hay cierto consenso en relacionar los nombres de Njörun y Njörðr, y ambos con el término Nerþuz.

Acudí entonces a los textos clásicos, para buscar alguna pista más, y encontré otra curiosidad: en el capítulo 4 de la Ynglingasaga, Snorri nos cuenta que, antes de aparecer los Æsir, Njörðr estaba casado con su propia hermana, y de cuya unión nacieron Freyr y Freyja. ¿Pero quién era su hermana? Asimismo, esta unión entre hermanos se vuelve a mencionar en el Lokassena, en el verso 36, donde Lóki ataca a Njörðr con el argumento del incesto. ¿Podría ser Njörun la hermana-esposa de Njörðr? Si así fuera, al menos ya podríamos encuadrarla en la tribu de los Vanir.


 The Lovesickness of Frey (1908), por W. G. Collingwood

En el verso 63 del Skáldskaparmál, se usa el nombre de Njörun en el siguiente kenning: draum-Njörun, “sueño de Njörun”, como metáfora para la noche, pero en el texto no se explica el porqué de semejante asociación. Y parece ser que esto era todo lo que Snorri sabía sobre ella.

Ahora bien, lo que ya hemos leído nos permite algo de análisis. Aunque no conocemos las fuentes orales de las que disponía Snorri en su época, Anthony Faulkes (2) cree que Snorri sabía de Njörðr lo que aprendió en un poema hoy perdido, pero el asunto de su boda con Skáði enturbia lo que se menciona en el Lokassena sobre su relación incestuosa: este supuesto poema perdido contendría mucha información sobre Njörðr y su hermana-esposa, aunque en el tiempo de Snorri las tradiciones sobre Njörðr se centraban principalmente en su papel de rehén en la guerra Æsir-Vanir y su posterior boda con Skáði.

Es por esto que encontramos gran confusión y abundantes contradicciones en las fuentes de las cuales disponemos, aunque tal vez haya cierto consenso a la hora de definir a Njörun como una miembro de la tribu de los Vanir: a partir de aquí, todo se vuelve bastante confuso. Pondremos un ejemplo: la Ynglingasága relata que Freyja y Freyr nacieron antes de la boda entre Njörðr y Skáði y después de la guerra Æsir-Vanir; pero en el Gylfaginning, Snorri cuenta que, tras su divorcio de Skáði, Njörðr tuvo sus dos hijos. Y el Lokasenna termina de liarlo todo aún más, pues ahí leemos que Lóki asegura que Freyr nació cuando Njörðr vivía entre los Æsir. No hay forma de reconciliar tales contradicciones, por lo que me asalta la pregunta ¿por qué se producen? El investigador Joseph Hopkins (3)  nos plantea la posibilidad de que se traten de diferentes desarrollos regionales, causados por la distancia entre comunidades y el paso del tiempo.

Ya a finales del siglo XIX, los académicos se planteaban el cambio de género que se produjo desde la Nerþus Germánica al Njörðr Escandinavo, pero Näsström nos propone una teoría más interesante: ¿qué tal si Njörðr no cambió nunca de sexo, y resulta que a Nerþus se la conocía en el Norte como Njörun?

A pesar de todas las dificultades que existen en esta investigación, con el material del que disponemos y mediante el método deductivo creo que podemos sacar algunas conclusiones fiables. Por ejemplo: si atendemos al Skírnismál y a a la Ynglingasága, y damos por sentado que Freyr y Freyja nacieron entre los Vanir, puede que la hermana de Njörðr no fuese aceptada en la tribu de los Æsir, así que aún permanecería en Vanaheim hasta que llegue el Ragnarök, y entretanto, Njörðr se habría unido a los Æsir y se habría casado con Skáði. Así, Njörun quedaría fuera de las leyes de los Æsir, es decir, del orden cósmico, y aunque puede que tuviese algún papel en dicho orden, hoy día lo desconocemos, pues su figura quedó eclipsada por la de Skáði.

Huelga decir que, a lo largo de todo el artículo, he dado por supuesto que el nombre de Njörun se asocia a la figura de la desconocida esposa-hermana de Njörðr, y es que me pareció realmente notable, al inicio de la investigación, que una figura tan relevante como la hermana de un dios tan poderoso no tuviese nombre, sobre todo si tenemos en cuenta que disponemos de un corpus mitológico bastante “neurótico” en lo que se refiere a dar nombre a todos los seres y objetos; a esto le añadimos el nombre de Njörun, que es el caso contrario, es decir que se trata de un nombre sin una historia detrás, y que, a poco de empezar a indagar, me lleva hasta la Germánica Nerþus, y como veis me pareció un estudio apasionante y decidí compartirlo con vosotr@s. Aún nos queda analizar el caso de Ilmr, pero eso será en el próximo artículo.

¡Hasta entonces!

 

 

 

 

(1)               Näsström, B.: Freyja: The Great Goddess of the North, 1.995

(2)               Faulkes, A.: Edda: Skáldskaparmál, 2.005

(3)               Hopkins, J.: Goddesses Unknown: Njörun and the sister-wife of Njörðr

 

lunes, 12 de abril de 2021

Pálnatóki: la pervivencia del mito

 

Hace ya algunos años, decidí que sería provechoso escribir un artículo sobre el asunto que hoy os presento, y os diré por qué: se suele hablar mucho sobre las relaciones e influencias de determinados sistemas de creencias sobre otros, y el Odinismo no es una excepción. Y, aunque puede que algún día escriba algo sobre la influencia judeocristiana sobre algunos elementos de nuestra Fe  (que sería otro de esos artículos que me granjean enormes simpatías entre algunas personas, ya sabéis), hoy me voy a centrar en algo que está presente en cualquier religión y que, aunque nace en el seno de una cultura determinada, puede llegar a trascender y escaparse de su marco histórico-geográfico inicial: me refiero al mito.

¿A qué denominamos mito? Esta palabra viene del griego μūθoς, y significa “relato” o “cuento”. El mito siempre se refiere a un hecho excepcional , o a un conjunto de hechos prodigiosos, cuyos personajes son igualmente excepcionales en algún sentido. Dicho relato forma parte del acervo cultural/religioso del Pueblo en el cual surge, y suele tener una intención ejemplarizante (una forma de explicar las consecuencias de tal o cual comportamiento, o de ensalzar la conducta ejemplar), aunque en ocasiones el mito busca dar explicación a ciertos fenómenos o sucesos que no se puedan explicar de otro modo.

Ahora que hemos definido el mito, yo os planteo la cuestión que me motivó a escribir estas líneas: ¿puede algún mito Germánico pagano haber llegado a nuestros días, aunque haya evolucionado con el correr de los siglos? Indudablemente, la respuesta es sí, y tenemos muchos ejemplos de dicha pervivencia, algunos más obvios que otros, pero para ejemplificar esta idea he escogido un mito que os sonará a tod@s, un personaje conocido por gente de todas las edades, al que se le han dedicado canciones, películas, series animadas y un largo etcétera. Efectivamente, me estoy refiriendo a la figura de… Pálnatóki.

¿Pero cómo que no os suena? Venga, haced memoria. ¿No caéis en quién es? Bueno, os voy a dar algunos datos biográficos sobre este señor, para ver si consigo refrescaros la memoria.

Aunque en Norreno se le conoce como Pálnatóki (que se podría traducir como Tóki el Arquero), también recibe otros nombres, como Palnatoke o Tord Palnasson. Por los datos que sobre él han llegado a nuestros días, sabemos que nació en torno al 970 de nuestra era en la isla de Fionia (Dinamarca). Su padre, el Jarl Pallig Tokesson, le inculcó un profundo fervor por la Antigua Fe. Pálnatóki llegó a ser tutor del rey Svend I de Dinamarca, hijo de Harald Blåtand. Y aunque desconozco la fecha y las circunstancias de su muerte, dichos datos no son relevantes en esta exposición, ya que nos interesan mucho más sus acciones en vida.

Imagino que, aun con estos datos en mente, la figura de Pálnatóki sigue sin deciros nada, ¿verdad? Bueno, entonces os voy a contar con un poco más de detenimiento un par de pasajes de su vida, y a ver si así os refresco la memoria.

Una de las cosas por las que aún recordamos a Pálnatóki es porque, según nos cuenta la Saga Jomsvikinga, fue él quien fundó la hermandad mercenaria conocida como los Jomsvikingos, y quien instituyó y redactó sus leyes. Si no conocéis a los Jomsvikingos, os recomiendo que investiguéis sobre el tema porque es apasionante; de todas formas, me gustaría escribir sobre ellos en alguna ocasión, así que si queréis que lo haga, dejaos caer por los comentarios y me lo decís.

La segunda acción notable de Pálnatóki es que se le atribuye la muerte del rey Harald Blåtand (conocido en lengua castellana como Harald Dienteazul, cuyas iniciales en rúnico forman el símbolo de la tecnología bluetooth), mediante un flechazo certero. Al parecer, el abuelo de Pálnatóki, el Jarl Ottar, fue asesinado por Harald cuando éste invadió Götaland. Si a esto le sumamos que Harald fue un gran impulsor del cristianismo (o, más bien, de una suerte de sincretismo, aunque eso lo dejaré para otro momento) y que Pálnatóki era un pagano convencido, puede entenderse el odio que albergaba Pálnatóki contra el rey Harald, y que cristalizó cuando se convirtió en tutor de Svend Barba Ahorquillada, el propio hijo de Harald, a quien convenció para declarar la guerra contra su padre, recibiendo el mismo Pálnatóki la orden de ejecutar a Harald, y que, como ya sabemos, cumplió con eficiencia y (me imagino) con sumo placer.


Pálnatóki se prepara para matar al rey Harald Dienteazul, por Jenny Nyström (1895). Fuente: Wikipedia


Y estos dos hitos vitales, la fundación de los Jomsvikingos y el asesinato de Harald Dienteazul, aunque nos demuestran la sagacidad, la valentía y la ambición de Pálnatóki, no son precisamente los motivos de la fama de este arquero. ¿Y si os dijera que, si os cuento una anécdota de Pálnatóki, de repente sabréis quién es? Seguid leyendo, y ya veréis.

Según leemos en el Gesta Danorum (la historia de los reyes daneses escrita en el siglo XII por el monje Saxo Grammaticus), en cierta ocasión, el rey Harald pretende castigar y humillar a Pálnatóki por su negativa a convertirse al cristianismo, y le ordena que dispare una flecha a una manzana depositada sobre la cabeza de su hijo, mientras el chiquillo corría por una pendiente cuesta abajo. Como no podía ser de otro modo, Pálnatóki hace honor a su fama de buen arquero: dispara y da en el blanco, pero entonces Harald observa que Tóki guardaba otra flecha en la mano, y le pregunta por qué. El arquero responde: si hubiese errado el disparo, esta flecha era para ti.


Pálnatóki, por SparklinBurgndy. Fuente: DeviantArt


¡Por fin! Ahora sí que lo habréis recordado con total seguridad, ¿a que sí? Sólo que, hoy día, no lo conocemos con ese nombre, sino como… Agilaz, un personaje de la Þiðrekssaga. ¿No? ¿Tal vez como Guillermo de Cloudesley, de la famosa balada inglesa? ¿Quizás como Hemming Wolf, en la zona de Holstein? ¿O podría sonaros más con el nombre del héroe mítico más famoso de Suiza: Guillermo Tell? Vaya, ha costado pero al fin nos entendemos.

Al margen de bromas, ya veis que el tema del arquero y la manzana es recurrente a lo largo de los siglos en muchos territorios donde se asentaron tribus  Germánicas en algún momento de la Historia, aunque cambien tanto el nombre del héroe como sus circunstancias. Algo tiene esta historia que nos apasiona, el hombre justo que es forzado por un poderoso tirano a realizar un acto que parece imposible y que pone en riesgo lo más valioso, y el héroe cumple con su destino logrando la hazaña y frustrando las intenciones del malvado. Algo que inspira y que divierte, y que nos transmite una serie de valores ancestrales.

¿Hubo otro arquero infalible antes de Pálnatóki, tal vez en algún relato Indoeuropeo? No puedo afirmarlo ni desmentirlo, aunque parecería plausible. Lo que sí es cierto es que os he mostrado cómo el mito puede resistir el paso del tiempo y transmitirse de generación en generación, ignorando espacio y tiempo. Creedme cuando os digo que aún persisten muchos mitos de nuestro Pueblo, y es responsabilidad nuestra identificarlos y transmitirlos, como hemos hecho hoy con Pálnatóki, el primigenio Guillermo Tell.

¡Nos vemos en el próximo artículo!