martes, 10 de junio de 2014

Devoción cotidiana: reconstruyendo nuestro día a día en la fe

   Cuando nos reunimos con nuestro clan para festejar una celebración, estamos honrando a nuestros antepasados, fomentando nuestra cultura ancestral y reforzando los lazos y los destinos de tod@s l@s presentes. Pero nuestros dioses y diosas nos acompañan siempre, y hemos de ser conscientes de ello. Todos los días, y a todas horas. No está, pues, de más, recordarlos durante unos instantes cada día: nuestra fe se verá saludablemente vigorizada, y si nos imponemos una rutina a este respecto estaremos honrando la Noble Virtud de la Disciplina. 
   No hace mucho, comentábamos este asunto Ernesto García, presidente de la Comunidad Odinista de España, Virginia, völva de mi clan, y yo mismo. Y es que el tema no es baladí. Pero ¿cómo practicaban su fe diaria nuestros antepasados? Una pregunta compleja, debido a la escasa documentación que se conserva al respecto. La conclusión (lógica, por otro lado) es que el odinismo del siglo XXI tiene la responsabilidad de reconstruir los aspectos formales de la devoción diaria. De hecho, es algo que ya se lleva haciendo desde hace muchos años. Sin embargo, he descubierto que hay mucha gente que, por sus circunstancias personales, deben practicar su fe a solas, y en ciertos aspectos pueden sentirse un tanto perdidos. Por esto, escribo este post, con la esperanza de que sirva de ayuda a quien la necesite.
   Pero tal vez habría que aclarar algunas cosas antes de meterse a fondo en el asunto. Por ejemplo: ¿qué necesidad existe de estructurar oraciones y rituales? A fin de cuentas, podemos dirigirnos a nuestros dioses con la familiaridad que merecen... Este pensamiento, aunque inocente y carente de maldad, no es del todo acertado. Efectivamente, nuestros dioses y diosas nos conceden una más que patente familiaridad, pero también merecen (y hasta cierto punto, demandan) un respeto y un mínimo de atención. Quiero decir con esto que dirigirnos a ellos de manera casual e informal no ayuda al objetivo que pretendemos con dicha oración. ¿Por qué?  Porque, como la Historia ha demostrado, el ser humano siempre ha necesitado un marco para poder canalizar sus energías, y por ello siempre se han celebrado fiestas y ceremonias, y no solamente en el ámbito religioso, sino el lo militar, lo académico, lo familiar,... Mediante el ritual o la ceremonia, predisponemos nuestra mente a la comunicación con los dioses. Condensamos nuestra dispersa energía y la focalizamos en un objetivo concreto, logrando un estado mental propicio y unos mejores resultados. Y la pregunta más importante: ¿cómo lo hacemos, cómo podemos saber que lo que intentamos hacer es correcto o incorrecto? Es tan sencillo como usar el sentido común y la lógica. En el día a día no tenemos mucho tiempo, por lo que los momentos empleados en orar no deberían ser muy prolongados ni tampoco excesivamente ostentosos: trataremos de hacer de la simplicidad una virtud. Pocos artificios y un mensaje claro, buscando siempre el positivismo.
   Dicho esto, expongo a continuación unos ejemplos, que no pretenden sentar cátedra ni mucho menos: tan solo son ejemplos para explicar de manera práctica lo anteriormente comentado. 


EL SALUDO A SUNNA
Se trata de una oración matinal. Se recita al despertar. Una vez nos incorporamos de la cama, pondremos el cuerpo mirando al este, hacia el sol naciente. Personalmente, el autor prefiere realizarlo frente a su altar doméstico, para lograr un estado mental adecuado, aunque como ya se ha expuesto con anterioridad, esto depende de la persona y de sus capacidades y posibilidades. Si se desea, puede recitarse con una posición corporal determinada: la espalda recta, ambas piernas unidas, y levantando los brazos sobre el cuerpo en forma de “V”, formando con nuestro cuerpo la runa ALGIZ (también llamada ELHAZ), un símbolo tradicional de protección (nótese que, además, es una postura natural al despertarse, ya que, cuando nos desperezamos, adoptamos inconscientemente esta postura). La oración que sigue ha sido extraída y adaptada del Sigrdrífumál:
“Salve al día, salve a los hijos del día,
Salve a la noche y a sus hijas.
Contempladme con bondad,
Y conceded a quien os lo pide
Vuestras bendiciones y poder.
¡Salve a los dioses, salve a las diosas,
Salve a la generosa tierra!
Concédeme sabiduría y conocimiento
Mientras permanezca aquí
Con tu bondadosa caricia.

¡HAIL, SUNNA!”

ABLUCIÓN
Se trata de la santificación del primer aseo diario. Su objetivo es eliminar cualquier energía negativa residual del pasado día y de la pasada noche. Es imprescindible realizarlo con agua limpia, a ser posible fría, y se debería mojar al menos la cara y ambas manos. Mientras se hace, se recita lo siguiente:
“Por la sangre sacrificada de Ymir, elimino cualquier mal deseo, mal pensamiento y mala suerte, tanto de mi cuerpo como de mi espíritu.”

IMPOSICIÓN DE MJÖLNIR
Se ha convertido en una costumbre moderna entre odinistas llevar un colgante con el Mjölnir como símbolo de nuestra fe y como amuleto de protección y de invocación del poder de Thor. Muchas personas lo depositan en su altar durante las horas de sueño, tanto para evitar un accidente por asfixia como para mantener el símbolo con el respeto que se requiere ante un objeto sagrado. Si éste fuera el caso, cuando nos lo volvamos a poner alrededor del cuello, se recitará la siguiente invocación:
“Por el poder del Mjölnir, poderoso Asa-Thor, guárdame del mal.”
En cualquier caso, si no fuese el caso (es decir, que el Mjölnir estuviese permanentemente en el cuello de la persona), la oración puede recitarse mientras se toca el objeto con la mano diestra –o la siniestra, en el caso de los zurdos-, en el momento del día en que se precise.

MEDITACIÓN/CONCENTRACIÓN
Antes de acabar el día, siempre es conveniente dedicar unos minutos de nuestro tiempo a eliminar estrés de nuestra mente, y a conectar de forma más íntima con la divinidad. La actividad a desempeñar no tiene por qué ser siempre la misma, y no hay un patrón definido para su realización, pues se trata de algo muy subjetivo que depende por completo de la persona que quiera ponerla en práctica. Puede ser algo tan sencillo como la lectura en silencio de un fragmento del Hávamál, o algo tan elaborado como una sesión de meditación rúnica con acompañamiento musical adecuado. Puede durar unos minutos, mientras nos concentramos, por ejemplo, en el aspecto de un dios o diosa concretos, o durar horas mientras practicamos movimientos con la espada y el escudo. Sea cual sea la actividad elegida, se debe tener claro el motivo por el que la vamos a realizar, y procurar un período previo de concentración, el tiempo suficiente para eliminar de nuestra mente distracciones y condensar toda nuestra atención en un solo punto. Los beneficios derivados de esta práctica son tangibles a corto plazo y muy recomendables.

   Aparte de todo esto, podemos personalizar las oraciones diarias recordando al dios o diosa que ese día se recuerde.Para aquell@s que no lo sepáis, os adjunto a continuación el listado de días de la semana y sus dioses relacionados:
DOMINGO: día de Sunna.
LUNES: día de Máni.
MARTES: día de Tyr.
MIÉRCOLES: día de Odín.
JUEVES: día de Thor.
VIERNES: día de Freya/Frigg
SÁBADO: para los nórdicos, era día de colada y baño y no estaba dedicada a un dios o diosa concretos, así que empleadlo como gustéis,...

   También se debería observar, en la medida de las posibilidades de cada individuo, los diferentes hitos diarios, tales como el almuerzo, la hora de acostarse, y situaciones similares. Se trata de algo muy personal, así que veo inútil crear una rutina estandarizada.
   Bien, espero haber iluminado algunas sombras. Sobra decir que me hallo a vuestra disposición para comentar cualquier duda que os haya surgido, o para discutir cualquier aspecto con el que discrepéis. El debate ayuda al Odinismo, no lo olvidéis.
   ¡Nos vemos en el próximo post!

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