Ante todo, quiero felicitar el
nuevo año a todos los que visitáis mi blog, deseando que sea feliz, próspero y
pleno para tod@s. En lo
que respecta a este modesto espacio de opinión y difusión de la antigua fe de
nuestro Pueblo, debo decir que me complace haber recibido ya más de 10.000
visitas: todo un triunfo, en mi opinión. Si bien es cierto que este pasado
2.016 no he publicado tanto como hubiera sido deseable (por lo que pido
disculpas de corazón), trataré de organizar mejor mi exiguo tiempo libre para
poder así hacer gala de la periodicidad que este proyecto se merece. Dicho lo
cual, es hora de inaugurar este flamante 2.017 con otro artículo.
Desde hace un tiempo, me he
percatado de que comienzan a asentarse ciertas opiniones, sobre todo en
Odinistas maduros, al respecto de algo que, a priori, parece un asunto menor, y
que sin embargo considero importante: la relación entre la música y el
Odinismo. Y es que, al parecer, hay un sector de personas que opinan que los
medios de comunicación asocian la práctica de nuestras creencias con un estilo
musical, concretamente el Viking metal y el Folk Metal: estas
personas entienden que la asociación entre nuestra fe y estas manifestaciones
musicales dan una imagen de los Odinistas en su conjunto que dista mucho de la
realidad. Pues bien, escribo hoy aquí para dar mi opinión al respecto, y, por
qué no, leer las vuestras, si deseáis plasmarlas en la sección de comentarios.
En primer lugar, y para no llevar
a engaño a los lectores, he de confesar que soy un fanático seguidor de los
estilos musicales antes mencionados: en mi caso, fue gracias a esta música que
descubrí la fe que hoy profeso con orgullo, y no me da ningún reparo
reconocerlo. Sin embargo, y a pesar de esta realidad, es comprensible que haya
gente que no comparta mis gustos musicales, cuyas circunstancias no son las
mías, y que tienen otra sensibilidad. Supongo que esta empatía surge con la edad,
y cuando uno empieza a peinar canas, puede hacer el ejercicio de atender a
otros puntos de vista...
En cualquier caso, no voy a hacer
aquí un monográfico sobre Viking/Folk metal: si alguien tiene
interés, que me lo proponga, y puede que me decida a hacerlo. Pero hoy no
quiero desviar la atención del asunto que subyace en la preocupación de
nuestros veteranos Odinistas. No hace falta ser muy avispado para entender sus
cuitas: según la opinión general, esta música no respeta los cánones clásicos,
y las actuaciones en vivo pueden parecer violentas, y en algunos casos
propensas a fomentar el consumo compulsivo de alcohol, así como ciertos
conceptos asociados a nuestras creencias y que pueden inducir a errores. Amigos
“metaleros”, esto es así aunque no nos guste. Y debemos esforzarnos en explicar
el porqué de las cosas.
Por ejemplo, la opinión
generalizada de que esta música suele tener componentes racistas, xenófobos y/o
ultra nacionalistas se debe a la fama que adquirieron ciertos individuos,
relacionados con este tipo de música, y el referente más obvio es, sin duda,
Varg Vikernes. Pero no olvidemos que su notoriedad la adquirió por asesinar a
otro músico y verse involucrado en la quema de iglesias en la Noruega de los
noventa. Si alguien escucha los discos de Burzum, banda formada exclusivamente
por Varg, descubrirá que, si bien muchos de sus temas son ramplones y
repetitivos, en algunos subyace una espiritualidad vibrante. Por ello, apreciar
al señor Vikernes como artista no quiere decir justificar sus barbaridades. No
olvidemos que el mismísimo Sveinbjörn Beinteinsson, el Alsherjargóði de
Islandia que sentó las bases del Odinismo moderno, colaboró en una pieza de
Burzum, llamada Hávamál, que recomiendo encarecidamente. Por ello, puedo
afirmar que, como músico, respeto a Varg Vikernes y soy un gran seguidor de su
grupo Burzum; como ideólogo político y orador panfletario, lo considero como el
delincuente que fue y cuyos actos me repugnan.
Sveinbjörn Beinteinsson (fuente: YouTube)
Otro caso completamente distinto
sería el del los archiconocidos Amon Amarth. Aquí nos encontramos con una banda
que practica un estilo musical que no tiene, a nivel instrumental, ninguna
influencia de los sonidos folk otorgados por instrumentos como gaitas o
zanfonas: practican un Death Metal técnico y potente: como suele decirse, “sin
concesiones”. Sin embargo, sus letras hacen un repaso exhaustivo de nuestros
mitos, nuestro panteón y la visión romántica que aún tenemos sobre los
vikingos: de ahí, que a sus conciertos no vayan solamente adolescentes
Odinistas y amantes del mundo vikingo, sino también aficionados al buen Death
Metal, y eso genera un público heterogéneo y con una forma de vestir y de
sentir la música apasionada, visceral, y ante todo, un público sediento de vida
y pletórico de energía. De ahí esas impresionantes imágenes de conciertos donde
miles de jóvenes parecen combatir unos contra otros en un cuerpo a cuerpo
desenfrenado y regado con alcohol. Pues bien, yo he estado en muchos conciertos
de Death Metal, y de hecho yo mismo soy cantante en un modesto proyecto musical
enmarcado en ese estilo, y ya ven, ni he muerto ni he sufrido daños: reconozco
que, visto desde fuera con los ojos de alguien lego en estos menesteres, la
imagen de un wall of death puede ser impactante, pero se trata de un
modo de expresarse y de sentir la música y la vida. Con respecto al alcohol, y
teniendo en cuenta los precios de las bebidas en un festival medio, la norma es
que no se pueda beber en exceso, así que tal vez haya gente que se haya llevado
a engaño sobre este asunto: naturalmente que se bebe, sobre todo cerveza, pero
nada fuera de lo normal, en mi opinión. Volviendo específicamente a los Amon
Amarth, tal vez su mayor mérito con respecto a nuestra Fe se halle en la labor
de difusión que realizan (consciente o inconscientemente) hacia un público que,
de otro modo, no conocerían la Historia de nuestro Pueblo. Dicho lo cual, no
olvidemos dos cosas: primero, que Johan Hegg, cantante y frontman de
Amon Amarth, se ha declarado en varias ocasiones como un ateo convencido y que
simplemente es un entusiasta de la cultura y tradiciones precristianas
nórdicas, por lo que a nivel personal no le tengo aprecio en absoluto aunque su
música me guste. Segundo, la visión de Amon Amarth de nuestros mitos y dioses
es una visión personal de su autor, un tanto estereotipada, al igual que el uso
que hacen de la imaginería bárbara y vikinga (en la última gira, su escenario
estaba decorado con un enorme yelmo... coronado por dos enormes cuernos).
Bonito casco gigante... y preciosos cuernos...
Como ya digo, a poco que uno
indague y se documente, la perspectiva sobre estos estilos musicales puede
cambiar, y aunque no se pueda llegar a apreciar su sonido, el investigador
intuitivo podrá descubrir que los aficionados a este tipo de sonidos y de
temática no son todos una horda descerebrada de brut@s violentos y engullidores de cerveza, y que este
tipo de música puede llegar a ser muy espiritual y aportar conocimientos y
remover conciencias: a nadie se le escapa que, aunque sean un puñado de grupos
los que copan las noticias y se llevan todo el prestigio, tras ellos hay una
verdadera legión de bandas con un saber hacer y unas ganas tremendas, y por
supuesto con un respeto y cariño hacia nuestra Fe y tradiciones que expresan
mediante su arte. En el caso de España, gente tan sobresaliente como los
madrileños Pimeä Metsä (a quienes he tenido el placer de conocer y de comprobar
su simpatía y humanidad), o los catalanes Northland, que son verdaderos
artistas, o la promesa incipiente de los granadinos Wyrmslayer, que con
potencia y alegría saben transmitir las ideas y valores de la Antigua Senda.
Atentos a este nombre, amantes del Viking Metal, porque dará que hablar
Y aún habrá quien se plantee: “de
acuerdo, pero a mí no me gusta el rock: ¿dónde están los compositores de música
clásica Odinistas?” Bien, pues dejad que os diga que el resurgir del auténtico
Folk y los sonidos tradicionales es un hecho. Y casi parece innecesario mentar
a grupos como Wardruna o Faun, pero es comprensible que los amantes de este
estilo musical, más pausado e introspectivo que el rabioso Metal, no puedan
encontrar muchos exponentes de ese sonido: tal vez se deba al hecho de que
nuestra juventud se identifica más con el sonido eléctrico fusionado con el
tradicional, que aporta melodía y contundencia a partes iguales. Pero yo pienso
que, en el futuro, cuando ya tengamos una tercera o cuarta generación de
Odinistas, que hayan nacido y crecido en el seno de clanes y educados en las
tradiciones de nuestro Pueblo, tendremos la ventura de ver Odinistas
componiendo óperas, realizando series de animación, dando clases en la
Universidad... y quién sabe, puede que hasta dirigiendo un país... El tiempo lo
dirá.
¡Hasta el próximo artículo!
Wardruna en directo