jueves, 5 de febrero de 2015

TERMINOLOGÍA ESCABROSA, PARTE III: Wyrd y Orlög

     Bueno, pues aquí estamos nuevamente. Pasó Yule, Thórrablót y el Dísablót, y llevo en silencio desde hace dos meses, por lo que pido disculpas a mis fieles lectores: ha sido un tiempo de reflexión interior, en el que otra serie de deberes me han tenido apartado del blog, aunque creo que ya podré retomar la periodicidad del año pasado en cuanto a artículos. 
     A finales de noviembre, creo recordar, una lectora de este blog, de nombre Tamara, propuso que escribiese un artículo al respecto de los conceptos del Wyrd y el Orlög, por no encontrar material en castellano que hablase sobre ellos. Posteriormente, a principios del presente año, el Jarl de mi clan me sugirió la misma idea: estos conceptos son complejos, y me pidió escribir un artículo en el que los expusiese de modo directo y tan claro como fuese posible. Aquellos que me conocen saben que siempre he apostado por eliminar el oscurantismo de nuestras creencias, oscurantismo que, en ocasiones, se ve alimentado por el abuso de terminología académica por parte de quienes desean compilar el corpus de nuestras creencias: un esfuerzo loable, qué duda cabe, aunque en ocasiones habría que buscar un lenguaje menos florido y más directo. Y eso es lo que pretendo aquí: hablemos, pues sobre el Wyrd y el Orlög.
Representación rúnica del Wyrd

     En primer lugar, deseo remitirme a un artículo que publiqué a mediados del año pasado, en el que hablo sobre las Nornas y el concepto odinista del tiempo: Nornas: las jardineras de Yggdrasil o el concepto temporal cíclico. Es importante que tengamos estas ideas claras a la hora de intentar aprehender los conceptos de Wyrd y del Orlög, los cuales, como resulta obvio, están íntimamente relacionados. ¿Lo habéis leído? Pues continuemos.
     ¿Qué es el Orlög? Podríamos definirlo como el conjunto de leyes o caminos que delimitan las posibilidades para un individuo. Hablamos de una especie de "mecánica cósmica", a la que se supeditan todas las entidades de los Nueve Mundos, sean dioses, humanos, landvaettir o cualquier otro ser. El Orlög es lo que determina las opciones de las que disponemos, y que dependen de diversos factores, conscientes e inconscientes. Así pues, podríamos decir que el Orlög de alguien está definido por las acciones (positivas y negativas) de sus ancestros y de sus progenitores, y al que el individuo aporta sus propias decisiones, deudas y acciones, que serán heredadas por sus descendientes. Lo que no depende de nosotros mismos es aquello que dependa de nuestros ancestros y sus acciones, aunque nos afecta indefeciblemente; aquello que, por el contrario, depende de nosotros de modo directo, son elementos de nuestra propia personalidad, tales como la ambición, la timidez, la valentía, etc.. Son toda esta serie de elementos, en su conjunto, los que conforman el curso de nuestro destino.
     Así pues, tenemos que el Orlög es el marco que enmarca todas nuestras acciones. Ahora bien: ¿qué es el Wyrd? El Wyrd (llamado también Urd) es un concepto algo más complejo y difuso. ¿Recordáis a la Norna Urd? Es la Norna que designa "lo que ha sido", el pasado. Sin embargo, si habéis leído el artículo que antes he mencionado, expliqué que el "pasado" llega siempre antes y después del presente: cuando el presente ocurre, se vuelve pasado, y no tenemos esa noción judeo-cristiana de futuro. Uno sólo puede intentar influir en el momento presente. Y dentro de esa inmediatez se enmarca el Wyrd: de todas las opciones que le da su Orlög personal, el individuo sigue su propio Wyrd a la vez que lo va construyendo, a través de las decisiones que toma. 
     Ahora voy a proponer un ejemplo un tanto atípico, aunque confío en que nos sirva como metáfora. 
Super Mario World (Nintendo)

     Pertenezco a la primera generación que se crió con videojuegos, y, aunque pido disculpas a los puristas, mi objetivo es hacer comprensible estos términos. Tomemos como ejemplo al bueno de Mario, en el preciso instante que retrata la imagen, y meditemos por un momento cómo definiríamos su Orlög y su Wyrd. El Orlög de Mario enmarca exactamente las posibilidades que se ven: puede bajar el escalón, tratar de acabar con los dos Goombas (las setitas marrones) y obtener el premio del ladrillo con el signo de interrogación mientras se salva de la enorme bala de cañón que le pasaría por encima; puede intentar saltar sobre la bala de cañón y acabar con esa amenaza; puede intentar subir por la liana y tomar el camino de nubes, repleto de monedas; o incluso puede retroceder e intentar bajar por la tubería verde de la izquierda. Para llegar a este punto, Mario ha venido por un camino, determinado por las opciones de las que disponía. Se ha visto en varias encrucijadas similares a la de la imagen, y ha ido tomando decisiones en función de que necesitase más monedas, o bien que necesitase un item concreto que lo potenciase, buscando protección contra enemigos o posiciones ventajosas. Todas las opciones que he enumerado al analizar la imagen, y que Mario puede tomar, y que dependían de que Mario llegase hasta donde se encuentra, conformarían su Orlög, que ha dependido de sus anteriores acciones dentro del juego. Ahora bien; ¿qué va a hacer ahora Mario? Tiene varias opciones en este preciso instante, dadas por su Orlög, así que ¿qué hará? No lo sé, pero sea lo que sea lo que elija, ÉSE es el Wyrd de Mario, ése y no otro, y cuando lo haga, esa acción formará parte de su pasado, que a su vez ayudará a forjar el siguiente cúmulo de posibilidades y decisiones. 
     Confío en no haber ofendido a nadie con este inocente ejemplo. En cualquier caso, creo que ha sido suficientemente ilustrativo, aunque como digo siempre, me pongo a disposición de tod@s vosotr@s para comentar cualquier elemento que no os haya quedado lo bastante claro. Antes de despedirme, y para resarcir a aquellos que gustan de ejemplos mas "convencionales", citaré aquí las sabias palabras que Ernesto García me confió en una conversación sobre este asunto, y que fueron aproximadamente algo así:
El Orlög es el telar en el que las Nornas tejen nuestro Wyrd. 
     ¡Nos vemos en el próximo artículo!  

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